La primavera de los cuchillos largos.





En 1.963 la primavera llego como siempre, llena de luz, de olores, de sabores y de color. Todo parecia indicar que en la mente de aquel niño solo habia una gran impaciencia por descubrir las maravillas de la vida.Sin embargo.....la tarde era calida como cualquier tarde primaveral,en casa mi madre habia preparado una merienda con sus amigas, ya sabeis unos cafes, unas pastas, risas, anecdotas,en fin una maravillosa reunion de amigas avidas por pasar un rato agradable y distendido.
Al lado de mi casa vivia mi bisabuela Aurora con mi tia Dolores, que por cierto nunca se caso, aquella casa tenia para mi un interes desmesurado,siempre habia algo exquisito en algun rincon de la cocina o en las estanterias de la despensa,pero aquel dia la golosina estaba en el patio interior en forma de caña de azucar.
En una esquina del patio habia un enorme brazado de cañadul como se le dice aqui en Motril, lo malo es que estaban atadas por dos cuerdas de esparto y no habia manera de coger una para saborear el magico zumo que encerraba en su interior.Ni corto ni perezoso me di prisa en ir a la cocina a por un cuchillo que rompiera las cuerdas de mi dulce tesoro, me disponia a cortar la primera cuerda con la inesperiencia de un niño de cinco años,cuando de golpe y porrazo me vi con un cuchillo dentro de mi ojo derecho.
Todo empezo a dar vueltas a mi alrededor, no me dolia pero algo en mi interior me decia que la cosa era grave,corri hacia una pila donde caia un chorro de agua fresca y me apresure ha echarme agua sin parar .
Pero algo no iba bien, intentaba abrir los ojos y en mi lado derecho no habia nada, solo una sensacion extraña de ingravidez y mareo, la tarde luminosa y primaveral se convirtio en noche cerrada de invierno, mi corazon latia con tal intensidad que pense que estaba fuera de mi pecho,la vida me mostro un miedo que nunca antes habia sentido, la alegria incontrolada de aquel niño se transformo en angustia abrumadora. La vida habia empezado ha enseñarme su lado mas oscuro y cruel.
La muerte de mi abuela Tadea agravo aun mas aquella irreal historia.
El año siguiente de este triste acontecimiento fue muy penoso para mi, la perdida de la vision en el ojo derecho me produjo horribles jaquecas , continuos mareos y perdida del equilibrio y la perpestiva.
Pero la vida es sabia , poco a poco la falta de vision fue reemplazada por otros sentidos y la tristeza ,el dolor y el malestar desaparecieron para siempre.

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